Bienvenido mi nuevo amigo.

La profesora vio a un muchacho entrar en su laboratorio. Se desperezó con un largo bostezo. Últimamente llegaban muchos nuevos entrenadores, eso la alegraba sin duda, pero llegaba hasta el punto de no dejarla descansar. Porque eso sí, ojalá fuese un entrenador. Se levantó y le dio un escalofrío que la hizo tambalearse de un lado a otro, ese Flareon era tan calentito... Entonces sí, entró al Laboratorio.

- Siento haberte hecho esperar. ¿Qué deseas? - aún tenía cara de zombi, y mucho.

Se dirigió a su mesa y le entregó un folleto con los Pokémon a elegir, como siempre hacía. Si no le interesaba quizás le gustaría por los datos que venían sobre el Laboratorio.

Lo sabía, tenía que ser un entrenador. Tenía tanto sueño que actuó sin saberlo. Cogió todo de golpe, agarrándolo como podía y se acercó a él. Se lo ofreció con rapidez, aunque quizás a él sí se le callesen las cosas de las manos.

- Bulbasaur es un Pokémon que necesita... em... disculpa, te he dado un Charmander. ¿Me habías pedido un Charmander? Es un Pokémon amistoso y cariñoso, aunque a veces al evolucionar, si no lo crías bien puede descontrolarse. Y estate atento al fuego de su cola, cuanto más poderosa sea más sano y feliz está. Em... ¿tienes alguna otra duda? La Pokédex, y eso... - hablaba cada vez más flojo, hasta que se durmió de pie.