Luego de haver dejado la carta de despedida sobre mi cama para que mis padres no se preocupen decidí tomar el primer barco hacia Vöken. Estaba muy emocionado, las mejores historias de mi padre provenian de Vöken. Al zarpar comenzé a extrañar a mis padres pero ya se me fue el pensamiento cuando vi a un Mankey sobre la cabeza del capitán del barco. Me encontraba apoyado sobre la baranda del barco con mi cabeza inclinada y mi mano sujetandola pensando en cual podría ser mi primer pokemón, todavia estaba indesiso, despues de un lijero movimiento del barco me marié un poco y decidií entrar a descansar a un pequeño bar.
Al llegar a Vöken el capitán hiso sonar una alarma, yo estaba mirando por la ventana al mar porque no habia ventana que apunte para el otro lado en este caso a la ciudad de Vöken. Rapidamente salí del pequeño bar y al inclinar mi cabeza alli se encontraba la gran ciudad de Vöken. Estaba tan emocionado que quería ir deprisa al laboratorio.
Bajé del barco, respire profundo y comenzé a caminar por la ciudad buscando el laboratorio. Sin preguntar a nadie buscaba el laboratorio tan concentrado que nada me podría distraer aunque tambien prestaba atención a algunos pokemons y a sus respectivos entrenadores. Estaba seguro, y muy decidido. Esta ciudad sería el pie de mi aventura.